
"Aquel joven, que se amarraba los zapatos, no sabía con exactitud qué hacía parado ahí. Sonó el teléfono y le dieron un mensajillo. Por la expresión de su rostro desesperante y errante, se presume que era una mala noticia. Salió disparado, y en el transcurso fue atropellado. Sonó nuevamente su teléfono y del otro lado le dijeron: Te dije que alguien iba a morir, y ahora sabes de quién se trata".